miércoles, 22 de junio de 2011

Como un explorador.




"...siempre fuiste un espejo terrible,
una espantosa máquina de repeticiones,
y lo que llamamos amarnos fue quizá
que yo estaba de pie delante de vos..."

Al final pasó lo que realmente pensaste en aquel momento. Que en el punto final de los finales todo es como debía de haber sido. La convención social de lo inevitable. Conseguido: he mirado hacia otro lado, me he olvidado de no olvidar la mayoría de las cosas que nos definieron y que tan sólo queden pequeños recuerdos que el tiempo se encarga de distorsionar y enfriar. Ahora sé que existen más islas para naufragar, que al lugar donde has sido feliz, no debiera tratar de volver, que cada vez iré sintiendo menos y recordando más. He comprendido estas y otras cosas. Y es que ha sido demasiado tiempo a solas conmigo mismo, demasiado tiempo si tener noticias tuyas. Demasiado tiempo sin tí. Con lo que eso significa. No es posible ir más allá, porque no existe un más allá. Tan sólo es un retroceder, retroceder, retroceder y siempre se me ha dado mal que el tiempo retroceda. Se quemaron las naves, así que posiblemente no regrese de este nuevo mundo.